Flotando entre artistas de Cobra como Appel, Corneille, Lucebert y Alechinsky, Jan Latinne tiene un don misterioso, casi celestial, para fusionar colores en cuentas de armonía únicas.

Es un mago que compone con colores, como Mozart con notas musicales; juguetón y apuesto, frívolo y alegre.

Tan simple como un niño, construye fiestas sobre lienzo; escenas alegres, salpicaduras de manantiales, niños jugando y oasis fértiles que siempre te dan una sensación de buen humor.

Sus pinturas son una alegría de color y un lenguaje visual simple y claramente reconocible. Los dibujos y los objetos también exudan la misma alegría, la misma alegría de vivir y el mismo entusiasmo. A los 83 años, esto le valió el estatus de “artista juvenil idiosincrásico”.